Lo más grandioso que podemos darle a alguien es la Palabra de Dios. Eso no quiere decir que cada día tengamos que ir por ahí repartiendo Biblias a la gente. Significa mantener conversaciones en forma cortés y con buena etiqueta cristiana para edificar e impartir gracia a otros. Como creyentes, centramos nuestras vidas en torno al poder de la Palabra de Dios. Nuestros pensamientos y palabras pueden ser gratos a Dios cuando practicamos la etiqueta cristiana en nuestras conversaciones. Podemos hacer esto aplicando consejos simples y comprobados como los que hay en el folleto Christian Etiquette [Etiqueta Cristiana], de Dorothy Owens. Estos consejos pueden ayudar a que nuestra comunicación sea piadosa y a dejar a las personas con las que hemos hablado mejor por haber conversado con nosotros. Consideraremos tres prácticas para facilitar conversaciones amables y para dar a otros lo mejor de Dios; amar con el amor de Dios, ser prontos para oír, y demostrar gratitud al hablar con otros.
Cuando nuestras conversaciones están llenas del amor de Dios, la gente notará que tenemos a Dios en Cristo en nosotros.
1 Corintios 13:4:
El amor es sufrido, es benigno…
Demostramos el amor de Dios siendo corteses y amables al hablar con las personas, incluso cuando pareciera que la amabilidad no es merecida ni recíproca. Un cambio genuino puede ocurrir en el corazón de una persona cuando experimenta la bondad de Dios. He visto este tipo de cambio en aquellas instancias cuando mi hijo de tres años no ha seguido las instrucciones que le he dado y está descontento con el resultado negativo que no fue favorable. Mi deseo es que cambie genuinamente y que experimente el bien, así que le hablo con ternura. Tengo paciencia mientras trabajo con él, enseñándole y haciéndole saber que lo perdono, que lo amo y que sé que la próxima vez lo hará mejor. Pronto el ceño fruncido de su rostro se desvanece y vuelve a estar sonriente y bendecido. ¡La cortesía y la amabilidad en nuestras conversaciones pueden producir resultados poderosos con gran impacto!
Otra forma práctica de comunicarse amablemente es escuchar con interés, con una buena disposición y esfuerzo por comprender.
Santiago 1:19:
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.
A medida que prestamos atención a la otra persona en la conversación, le animamos y le mostramos que respetamos y valoramos su perspectiva. Nos mantenemos atentos en la conversación, concentrados en lo que se dice, evitando distracciones. Un niño del jardín de infantes lo expresó de esta manera: «Hablar es cuando usted lo hace. La comunicación es cuando usted escucha entre medias». Las conversaciones promueven la unidad entre las personas a medida que se comparten y reciben libremente los pensamientos, las ideas y las opiniones.
Por último, expresar nuestro agradecimiento es una herramienta poderosa que podemos usar en la conversación para dejar a las personas bendecidas cuando la conversación termina. Al cerrar una conversación, podemos hacerle saber a la otra persona que la apreciamos así como también el tiempo que pasamos hablando con ella. Demuestra que hubo beneficio de la conversación y que sacamos algo de ella. Algunos ejemplos de cómo expresar esto son: «Estoy muy contento de que hayamos tenido esta conversación», «Gracias por hablar conmigo» o «Fue genial hablar contigo, gracias». Si una conversación fue especialmente impactante, liberadora o memorable, puede ser apropiado escribir y enviar una nota de agradecimiento, un correo electrónico o un mensaje de texto. El agradecimiento genuino inspirará, edificará y ministrará gracia al oyente. Reflejará al Cristo en usted y la Palabra de Dios en su vida.
Nuestra motivación para tener conversaciones amables y bondadosas está maravillosamente expresada por el salmista en el Salmo 19:14.
Salmos 19:14:
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
Nos ayuda a que nuestras conversaciones sean gratas a Dios, cuando las mantenemos llenas de cortesía y bondad —que demuestran el amor de Dios— así como cuando escuchamos atentamente y con agradecimiento. Nuestros pensamientos y palabras pueden ser gratos a Dios si practicamos la etiqueta cristiana en nuestras conversaciones, siendo corteses y amables, siendo atentos para escuchar, y siendo agradecidos, demostrándolo al hablar con las personas. A medida que tenemos estos consejos en mente en nuestra vida diaria, otros verán el poder de Dios en Cristo en nosotros y serán bendecidos por la Palabra de Dios que mantenemos al centro de nuestras vidas. ¡Podemos dejar a las personas mejor que cuando las encontramos y mejor por haber hablado con nosotros!