La vida puede ser difícil. Muchas veces nos podemos preguntar: ¿Por qué me está sucediendo esto a mí? Hay un gran relato en la Biblia de un joven que se enfrentó a situaciones desafiantes. Su nombre era José. Al estudiar el ejemplo de José, veremos que podemos vencer la adversidad cuando pensamos en las cosas de la Palabra de Dios, no permitimos el enojo, la amargura, los sentimientos de inferioridad o de superioridad, o el miedo en nuestras vidas, y seguimos adelante mientras vivimos la Palabra y recibimos la liberación de Dios.
José era el más amado de los doce hijos de Jacob, porque Jacob lo había tenido en su vejez. Los hermanos de José estaban celosos y le tenían aversión porque Jacob lo favorecía por encima de sus hermanos y eligió a José como su heredero. Además de eso, José les contó a sus hermanos dos sueños que él tuvo en los que Dios le revelaba que gobernaría sobre ellos. Veamos cómo respondieron los hermanos de José:
Génesis 37:18,26 y 27:
…conspiraron contra él para matarle.
Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte?
Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él.
Cuando sus hermanos lo vendieron como esclavo, José ciertamente podría haberse enojado y amargado, sentirse inferior o temer por su vida. Pero José respondió de acuerdo con la integridad de la Palabra de Dios que mantenía en su corazón. Tenía sólo diecisiete años.
José fue llevado a Egipto. Cuando llegó, fue revendido a Potifar, uno de los oficiales del faraón.
Génesis 39:2-4:
Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio.
Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.
Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.
Posteriormente, José fue puesto en la cárcel después de que la mujer de Potifar lo acusó falsamente de haber hecho algo malo.
Génesis 39:21 y 22:
Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel.
Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía.
Incluso en estas circunstancias, ¡Dios prosperó a José porque él vivía la Palabra de Dios! ¿Respondió José con enojo o amargura cuando fue acusado falsamente? ¡No! Tampoco se comportó como superior cuando fue ascendido, ni inferior o temeroso cuando fue encarcelado. Retuvo la Palabra de Dios que le habían enseñado y la vivió.
Dios siguió respaldando a José, y le prosperó en sus difíciles circunstancias a medida que él retenía la Palabra de Dios en su mente y la vivía. José dejó atrás el pasado y siguió adelante con la liberación de Dios.
Génesis 41:50-52:
Y nacieron a José dos hijos….
Y José llamó el nombre del primogénito Manasés: Porque Dios, dijo, me ha hecho olvidar todo mi trabajo y toda la casa de mi padre.
Y el nombre del segundo lo llamó Efraín: Porque Dios me ha hecho fructificar en la tierra de mi aflicción.
Nosotros determinamos nuestra forma de pensar en cualquier situación. La forma en que controlamos nuestras mentes en situaciones adversas determinará nuestro resultado. Es posible que nos preguntemos por qué nos sucede algo en particular y posiblemente nos enojemos o nos amarguemos, nos sintamos inferiores o superiores, o tengamos miedo, dependiendo de las circunstancias. O podemos hacer lo que hizo José y recordar lo que sabemos de la Palabra de Dios. Podemos renovar nuestras mentes a la Palabra de Dios, encontrar la promesa de Dios para nuestra situación y retener la integridad de la Palabra de Dios en nuestras vidas a medida que tomamos acción conforme a ella y seguimos adelante. Podemos aprender del ejemplo de José y no permitir que el enojo, la amargura, los sentimientos de inferioridad o superioridad, o el miedo sean parte de nuestro pensamiento a medida que renovamos nuestras mentes a la Palabra de Dios y vencemos la adversidad.