Cuatro claves para ayudarnos a echar toda nuestra ansiedad sobre Dios

Cuatro claves para ayudarnos a echar toda nuestra ansiedad sobre Dios

¿Ha estado alguna vez en una situación difícil, en la que estaba tan preocupado por el desenlace que no podía dejar de pensar en ello? Tal vez se haya preguntado: «¿Y porqué me está pasando esto a mí?» A veces, puede ser fácil caer en patrones mentales como este. Sin embargo, preocuparnos por nuestros desafíos no nos acercará más a las soluciones de Dios.

Durante mi entrenamiento en el Way Corps, hicimos un ejercicio que consistía en una caminata de cinco millas (un poco más de 8 kilometros) cargando una mochila de treinta libras (un poco más de 13 kilos). Teníamos que subir colinas sin apartarnos del grupo lo que era un desafío para mí, porque mis piernas son cortas. Tuve que trotar casi todo el tiempo para no rezagarme y mantener el ritmo del grupo. La caminata duró una hora y media. Yo estaba exhausta. Me es difícil expresar con palabras el alivio que sentí cuando me quité la mochila. Siento ese mismo alivio cuando estoy preocupada o ansiosa por algo y le oro a Dios, imaginándome que le estoy entregando mi mochila repleta de ansiedades y preocupaciones. Dios no quiere que estemos cargados de preocupaciones o ansiedades. Él quiere cargar con esas cosas por nosotros.

1 Pedro 5:7:
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Podemos aprender de la Palabra de Dios cómo echar toda nuestra ansiedad sobre Él y vivir teniendo paz en nuestros corazones.

He aquí cuatro claves para ayudarnos a echar toda nuestra ansiedad sobre Dios:

1. Orar con creencia: Cuando oramos, lo hacemos creyendo que veremos la liberación de Dios. De este modo, no estaremos ansiosos por nada, porque Dios no sólo quiere suplir lo que nos falta (nuestra necesidad) y los deseos de nuestro corazón, sino que también es capaz de hacerlo. Orar a Dios es como entregarle a Él esa pesada mochila repleta de ansiedades y preocupaciones. El resultado será que disfrutaremos de la paz de Dios en nuestros corazones.

Filipenses 4:6 y 7:
Por nada estéis afanosos [o ansiosos], sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

2. Tener claridad e interés: Identificar lo que nos causa cualquier ansiedad o preocupación, nos puede ayudar a determinar qué es lo que debemos echarle a Dios. Luego debemos tener la claridad y el interés por obtener el resultado deseado de lo que estamos creyendo. Una forma de tener claridad en nuestras mentes es escribiendo el resultado por el que estamos creyendo. Los obstáculos pueden parecer mayores cuando no tenemos claridad sobre lo que estamos creyendo exactamente. Escribir el resultado deseado nos ayuda a ordenar nuestros pensamientos y evitar las preocupaciones. Así podemos tener la claridad necesaria y enfocarnos, o interesarnos, en recibir respuestas a nuestras oraciones, dando gracias a Dios de que las respuestas están por llegar.

3. Hallar un versículo específico para reclamar: Dios nos ha dado preciosas y grandísimas promesas que podemos reclamar. Él tiene las respuestas para todo lo que pudiera surgir en nuestras vidas, por lo que simplemente necesitamos hallar un versículo específico para esa situación en particular y creer confiando en que Dios hará que la solución y Su Palabra se conviertan en una realidad. Reclamar una promesa de la Palabra es invitar a Dios a que nos ayude con nuestros desafíos. Mateo 21:22 es un versículo que podemos confesar y creer cada vez que oremos, que dice: «Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis». Podemos esperar recibir de Dios.

En cualquier situación, siempre existe una verdad que podemos reclamar con creencia. Al hacer esto, la Palabra se convierte en una realidad en nuestras vidas y nos damos cuenta de que no es necesario estar preocupados o ansiosos porque nuestras oraciones serán respondidas. Podemos vivir en paz.

4. Tomar acción: Esta es una clave importante porque cuando tenemos miedo, podemos quedarnos paralizados. Debemos tomar acción de acuerdo con la Palabra de Dios para vencer nuestros temores. Dios obrará en nosotros para ayudarnos a lograr nuestras metas.

David es un gran ejemplo de alguien que tomó acción. Él y sus hombres regresaron a casa y se encontraron con una situación inesperada y angustiosa. Sus esposas e hijos habían sido llevados cautivos, y era tal la angustia que los hombres de David hablaron de apedrearlo (1 Samuel 30:1-6). David se angustió mucho, pero venció su angustia fortaleciéndose en Jehová su Dios. David controló sus pensamientos, consultó a Jehová (1Samuel 30:8), y tomó acción conforme a la promesa de Dios, como podemos leer en 1 Samuel 30:10: «Y David siguió adelante (o persiguió) con cuatrocientos hombres…». David no tuvo miedo, ni vaciló, porque había orado y confiaba en Dios. Él y sus hombres persiguieron a los que se habían llevado cautivas a sus familias. Como resultado de tomar acción en la Palabra de Dios, ellos liberaron (o recuperaron) todo lo que esos hombres se habían llevado «y no les faltó cosa alguna» (1 Samuel 30:18 y 19). David vio que la promesa de Dios se hizo realidad. ¡Qué gran ejemplo tenemos para recordar en cualquier situación en la que seamos tentados a temer!

Como creyentes, podemos echar toda nuestra ansiedad sobre Dios aplicando estas claves: orar con creencia, tener claridad e interés por lo que deseamos o necesitamos, hallar un versículo para reclamar y tomar acción en la Palabra de Dios. Al hacer estas cosas, podemos esperar recibir las promesas de Dios, y podemos vivir ligeros, sin cargas. Dios siempre es bueno y siempre está dispuesto a ayudarnos con nuestras cargas. Usted puede entregarle a Dios su pesada mochila repleta de ansiedades y preocupaciones y viajar ligero, con paz en su corazón.