La mayoría de las personas estarían de acuerdo en decir que el preocuparse y afanarse con temor acerca del futuro no es una manera muy agradable de pasar el tiempo. Así que, cuando surgen estos pensamientos de afán, ¿cómo podemos pararlos? Un principio maravilloso que podemos operar es vivir un día a la vez.
En realidad, sí tenemos que pensar acerca de nuestro futuro, y dos cosas productivas que podemos hacer acerca de ello son orar y hacer planes positivos. De hecho, se le ha referido a la planificación como traer el futuro al presente para que podamos hacer algo al respecto hoy día. Pero, una vez que hemos orado y planificado, podemos parar nuestros pensamientos de afán acerca del futuro por medio de invertir la mayoría de nuestra energía y acciones en vivir un día a la vez.
Jesucristo le enseñó a sus seguidores a vivir un día a la vez.
Mateo 6:25,28,31,34:
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer [en el futuro] o qué habéis de beber [en el futuro]; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir [en el futuro]….
Y por el vestido [la ropa], ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan.
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Así que, no os afanéis por el día de mañana [el futuro], porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
La palabra «afanéis» se traduce de una palabra griega que significa «no estéis ansiosos», o quizá como nosotros diríamos: «no se preocupen». Jesucristo les dijo que no se preocuparan por lo que iban a comer, o beber, o vestir—no se preocuparan por «el día de mañana», el futuro. Él les aseguró que «basta a cada día su propio mal».
El léxico de Thayer nos ayuda a esclarecer la Versión Reina-Valera del versículo 34: «Deje que los problemas del día presente basten para un hombre y no permita que los aumente irreflexivamente por anticipar las ansiedades de los días venideros». Hay suficiente del cual tomar cuidado en cada periodo de veinticuatro horas. Si anticipamos las preocupaciones del futuro, puede que aumentemos los retos que tenemos que enfrentar. Podemos poner nuestro enfoque en vivir este día presente, un día a la vez.
E. W. Bullinger traduce Mateo 6:34 de esta manera: «No tengan, pues, ansiedad alguna por ningún día en el futuro…». Eso incluye mañana y pasado mañana y el día después de ese día. Toda preocupación e inquietud que tenemos acerca del futuro puede ser manejada un día a la vez. Requerirá de toda nuestra atención para poder estar firmes por Dios un día a la vez, y no podremos dar nuestro mejor esfuerzo para Dios si los afanes del futuro dominan nuestros pensamientos.
Así que ¿cómo invertimos la mayoría de nuestra energía en el día presente? Diariamente «pagamos nuestros votos».
Salmos 61:8:
Así cantaré tu nombre para siempre, pagando mis votos cada día.
Esto es todo lo que Dios espera de cualquier creyente: que llevemos a cabo lo que nos hemos comprometido con Él a hacer, un día a la vez. Nuestro compromiso pudiera incluir nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestro trabajo, nuestros estudios, nuestra comunión de casa, los trabajos que hacemos como voluntarios o administrar nuestras pertenencias físicas. Asumimos nuestros compromisos y responsabilidades cada día; y cuando termina el día, le damos gracias a Dios y nos vamos a dormir. Manteniéndonos ocupados y comprometidos con la tarea del momento, y haciéndolo bien, puede ayudarnos a parar pensamientos de afán acerca del «día de mañana».
Pasar tiempo en cada periodo de veinticuatro horas, cada día, con nuestros pensamientos en Dios y en Su Palabra también nos ayuda a parar la preocupación y la ansiedad acerca del futuro. La Palabra de Dios nos muestra lo que podemos hacer:
- Orar y alabar a Dios cada día (Hechos 2:42; Salmos 44:8)
- Edificar la Palabra en nuestras vidas cada día (Salmos 1:2; Hechos 17:11)
- Hablar y enseñar la Palabra cada día (Lucas 19:47; Hechos 5:42; Hechos 17:17)
- Perseverar unánimes con los creyentes cada día (Hechos 2:46)
- Inspirar, amar, retar, bendecir y exhortar los unos a los otros a un esfuerzo más digno cada día (Hebreos 3:13)
- Ser testigo de la bondad de Dios cada día (Salmos 71:8,15)
Y mientras estamos invirtiendo la mayoría de nuestra energía y acciones en vivir cada periodo de veinticuatro horas para Él, Dios nos colma a nosotros de beneficios. Y Él es fiel a Su Palabra cada día.
Salmos 68:19:
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios. El Dios de nuestra salvación. Selah.
Debido a Su gran amor por nosotros, podemos parar esos pensamientos de afán acerca del futuro por medio de vivir nuestras vidas al máximo un día a la vez.