La gente confía en cualquier cosa que tiene verdadera integridad y depende de ella. ¿Qué hay de la Palabra de Dios? ¿Tiene integridad? Dado que Dios es el Autor de la Palabra, echemos un vistazo rápido a lo que ella dice acerca de la propia integridad de Dios. Como veremos, Dios ciertamente tiene gran integridad; así que, Su Palabra muestra esa misma integridad insuperable, y nosotros podemos depender de ella completamente. Cuando entendemos esto, se vuelve fácil para nosotros confiar plenamente en la Palabra de Dios y depender de ella, a medida que vivimos la vida.
Nos gusta estar con personas que son honestas y confiables. Sin embargo, aun la persona más fiable puede quedarse corta. No es así con Dios. Dios tiene gran integridad y Él nunca se quedará corto.
Números 23:19:
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
Dios no miente. ¡Hebreos 6:18 nos dice que es imposible que Dios mienta! Sólo la verdad, la honestidad y la pureza proceden de Dios, porque esa es parte de Su propia naturaleza. Él sólo habla verdad y nunca nos engañaría. Y lo que Él habla, Él siempre lo cumple. Lo que Él promete, Él lo llevará a cabo. Lo que Él dice es fiable.
Dios dio Su Palabra por medio de revelación a Sus profetas, santos hombres, quienes la escribieron para que la tuviéramos hoy día. Las Escrituras reflejan la propia integridad de Dios mismo, así como Él la reveló a esos santos hombres.
II Pedro 1:20,21:
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura [la Palabra de Dios en forma escrita] es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo [espíritu santo].
El Hijo de Dios, Jesucristo, entendió la integridad intachable de la Palabra y dependió de ella repetidamente sin vacilar. En una oración a su Padre, Jesús expresó esta profunda realidad fundamental: «…Tu Palabra es verdad», como está registrado en Juan 17:17.
También otros grandes hombres espirituales en la Biblia tenían un entendimiento magnifico de la veracidad de la Palabra de Dios. Aquí en Proverbios, encontramos esta notable declaración.
Proverbios 30:5:
Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en él esperan.
Un tiempo atrás, tuve la oportunidad de tocar un lingote de plata, el cual era del tamaño de un ladrillo. En un lingote de metal precioso, usualmente hay alguna indicación de su integridad, de su pureza. Por ejemplo, algunos tienen una impresión de los números 999,9. Esto significa que de cada 1.000 partes de plata, hay 999,9 partes de plata pura, y solo 0,1 es parte impura. Eso es muy impresionante. La Palabra de Dios es más impresionante que eso.
Salmos 12:6:
Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces.
Cada vez que la plata es refinada en un horno, o crisol, remueven más impurezas. Pero este versículo conlleva incluso más significado cuando entendemos la implicación del numero siete. Hablando Bíblicamente, el numero siete representa perfección espiritual. Así que, la Palabra de Dios, como fue dada originalmente, es espiritualmente perfecta. ¡Tiene absolutamente cero impurezas! Sin embargo, a través del tiempo, los errores de traducción se han introducido en la Biblia, y los malentendidos culturales han hecho que partes de ella no sean claras o estén confusas. Pero a medida que regresamos a la Palabra original como Dios la dio primero por revelación a santos hombres, podemos volver a la completa integridad de la Palabra. Es absolutamente perfecta.
Salmos 119:140:
Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo.
Cuando dependemos de la Palabra escrita y experimentamos su confiabilidad para nosotros mismo, llega a ser algo que amamos cada vez más. Ya que la Palabra de Dios es muy pura, ciertamente nos podemos deleitar en ella. Tiene la integridad con la cual podemos contar en cualquier situación, dándonos la confianza que necesitamos.
Como hemos visto, sólo la verdad y la honestidad provienen de nuestro Dios; es imposible que Él mienta. Puesto que Dios tiene tan gran integridad, también la tiene Su Palabra. Es verdad. Es pura. Es espiritualmente perfecta. La Palabra de Dios tiene una integridad insuperable y ¡nosotros sí podemos depender COMPLETAMENTE de ella en todas las categorías de la vida!