Tan pronto como una persona renace del espíritu de Dios por medio de confesar a Jesús como señor y creer que Dios le levantó de los muertos (Romanos 10:9,10), él o ella es capaz de andar espiritualmente con poder y amor. Cualquier creyente renacido y todo creyente renacido puede andar de esta manera porque Dios los ha capacitado espiritualmente con el don de «Cristo en» ellos. Ellos son hijos de Dios y pueden aprender y creer Su Palabra para reclamar Sus promesas.
Pero Dios no colocó a cada creyente en su propia órbita girando alrededor de Dios. Él nos colocó en un marco de éxito mucho más grande como Sus hijos. Él nos colocó en el Cuerpo de Cristo. Dios sabe que para que cada miembro del Cuerpo de Cristo aproveche al máximo su potencial espiritual, necesita a los otros miembros del Cuerpo. Ellos funcionan de la mejor manera trabajando juntos como una casa. Juntos es mejor.
Efesios 2:19:
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos [los otros creyentes renacidos], y miembros de la familia [casa] de Dios.
El poder de Dios y nuestro deseo de funcionar juntos producen beneficios conformes a Dios en nuestra vida, tanto individual como colectivamente. Funcionar juntos es trabajar en equipo. Alguien puede ser el mejor jugador de baloncesto que jamás existió y ser muy diestro en todos los aspectos de ese deporte; pero sin un equipo con el cual trabajar, no ganará partidos. Tampoco tendrá los otros beneficios de trabajar con un equipo del calibre de campeones, tales como cubrir más terreno en menos tiempo, aprender de otros miembros del equipo, y dar y recibir apoyo. Por eso es que Dios hizo a Sus hijos miembros individuales, pero en un Cuerpo—el Cuerpo de Cristo. Juntos es mejor.
I Corintios 12:20,27:
Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Cualquiera sea el grupo de creyentes en el cual usted está funcionando, es una micro representación del Cuerpo por entero y puede operar de acuerdo con los mismos principios y verdades. Ahí es dónde podemos movernos juntos como una casa estrechamente unida—un equipo poderoso para Dios, donde podemos ver el asombroso poder de Dios y edificar un equipo de campeones para ganar premios más satisfactorios. Dios ha hecho a cada uno de Sus hijos para que sean creyentes individuales con Cristo en ellos. Aún así, como Sus hijos, somos parte de todo un cuerpo de creyentes. Sin importar nuestros antecedentes personales, somos herederos, coherederos, y compartimos plenamente en las promesas de Dios en Cristo. A medida que funcionemos juntos en este maravilloso Cuerpo, estamos viviendo lo que la Palabra de Dios llama «el misterio», el cual es el plan de Dios para este tiempo en el cual vivimos.
Efesios 1:9:
dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo.
Dios hizo algo muy especial al colocarnos como miembros en el Cuerpo de Cristo. Él colocó a cada uno específicamente en ese Cuerpo para funcionar de una manera que contribuye al mejor resultado para todos los miembros. Es como un entrenador organizando a sus jugadores para que funcionen y utilicen sus destrezas para el mejor provecho, para que así todo el equipo gane. Juntos es mejor.
I Corintios 12:18:
Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
Romanos 12:4,5:
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
La función de un solo creyente—cómo sirven al Señor—no es más importante que la de cualquier otro. Todos tenemos nuestras destrezas únicas para contribuir en el Cuerpo a fin de fortalecerlo para el mayor impacto. Todos son valiosos y necesarios. Todos necesitamos la contribución del otro a medida que sirvamos. En un cuerpo que está funcionando, cada miembro puede apreciar las fortalezas y las habilidades de los otros miembros a fin de edificar gran amor y respeto mutuo.
Efesios 4:16:
de quien [Cristo] todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
A través del Libro de Hechos, podemos ver a los creyentes del primer siglo funcionando juntos, viviendo el Misterio en sus vidas diarias. El resultado fue el poder de Dios obrando de maneras asombrosas: haciendo disponible la Palabra de Dios para que otros renacieran, estableciéndolos en la verdad de la Palabra de Dios y Su casa, llevando a cabo milagros, sanidades y liberaciones de todo tipo que hacían libres a las personas. ¡Hoy día podemos ver ese mismo poder! Dios nos energiza de acuerdo con nuestra creencia, amor y compromiso para servir. Verdades como «Todo lo puedo en Cristo….» (Filipenses 4:13) y «Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filipenses 2:13) están en el contexto del Cuerpo de Cristo. Podemos reclamar estas promesas individualmente, pero los resultados son mayores a medida que funcionemos efectivamente en el Cuerpo de Cristo. Juntos es mejor.
Entre los muchos beneficios de funcionar de todo corazón juntos en el Cuerpo están:
- oportunidades para servir y desarrollar nuestras destrezas,
- acceso a los dones de ministerio energizados que están diseñados para bendecir nuestra vida (Efesios 4:11,12),
- creencia mutua con otros miembros del Cuerpo para traer victoria y liberación,
- tener el mejor ambiente disponible para el crecimiento espiritual y una vida próspera (incluyendo suficiente Palabra de Dios hablada debidamente),
- y el gozo de ver a Dios obrando en usted y en aquellos que usted ama.
El marco para el éxito que Dios nos dio para vivir la vida a plenitud es el un solo Cuerpo—el equipo de Dios. Cuando confiemos en Dios, aprovecharemos al máximo Su plan para el Cuerpo de Cristo, al involucrarnos en una casa de creyentes unánimes donde podemos crecer y mover Su Palabra juntos. Eso es vivir la grandeza del Misterio. Así es cómo podemos aprovechar al máximo nuestro potencial espiritual, tener gozo indescriptible en esta vida, a medida que reclamemos las victorias, y recibir el máximo de recompensas eternas en el futuro. ¡Si! ¡Juntos es mejor!