¿Se recuerda usted de algún momento cuando esperaba ser escogido para uno de los dos equipos que competirían uno contra el otro? ¿Quizá era para un juego de béisbol o de voleibol? Generalmente, designaban a un capitán para cada equipo, y luego se turnaban escogiendo los compañeros de equipo. Un capitán inteligente y fuerte escogería jugadores para obtener ventaja y llevarlos a ganar la competencia. ¿No quería usted estar en el equipo con el capitán más capacitado?
Como hijos de Dios, estamos en una competencia espiritual.
Efesios 6:12:
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
No competimos unos contra otros, sino contra nuestro adversario, el Diablo (I Pedro 5:8). Y agradecidamente estamos en el equipo con el Capitán más capacitado—el Dios omnisciente y omnipotente. ¡Sí, estamos en el equipo de Dios! Estamos del mismo lado de Dios. Él está con nosotros; y si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Romanos 8:31:
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Ésta es una verdad que consuela y es importante recordar en todo momento, especialmente cuando enfrentamos oposición. No importa la situación que el adversario puede orquestar, nunca hemos de sentirnos sin poder o pensar que no hay solución. ¡Con Dios de nuestro lado, estamos absolutamente en el equipo ganador! Siempre podemos ser vencedores triunfantes.
II Corintios 2:14:
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.
¿Qué necesitamos para ser vencedores? Bueno, por ejemplo, Romanos 8:35 enumera siete cosas que el adversario procura utilizar para separar a la gente de Dios del amor de Cristo. Éstas son cosas que las personas quizá van a enfrentar en algún momento de la vida.
Romanos 8:35:
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Siete palabras en este versículo describen las artimañas que el adversario utiliza para tratar de hacernos sentir débiles en la competencia espiritual. Estas son: (1) tribulación, o presión mental; (2) angustia; (3) persecución, como por un enemigo; (4) hambre o escasez de comida; (5) desnudez, que describe necesidad; (6) peligro o riesgo; y (7) espada, literal o figuradamente.
Si enfrentamos algunos de estos ataques, podríamos ser tentados a pensar que no somos capaces de soportar toda esa presión o que no hay solución. Pero, ¿qué dice la Palabra acerca de la manera de pensar que hemos de mantener en todas estas cosas? Dice que somos más que vencedores.
Romanos 8:37:
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores [super vencedores] por medio de aquel que nos amó.
No sólo podemos ser vencedores en la competencia de la vida, ¡sino que también podemos ser más que vencedores—super vencedores! Dios sabía antes de la fundación del mundo que enfrentaríamos retos en la vida, algunos más grandes que otros. En vista de esto, ¿nos dijo Dios que dijéramos: «pobre de mí» o «¿por qué me pasa esto a mí?» o «no puedo con esto; es demasiado duro» o «mí situación está más allá de la ayuda de Dios»? ¡No! Una mentalidad de víctima no nos ayudará a ganar. A cambio, Él quiere que confesemos esto: «En todas estas cosas somos más que vencedores. En todas estas cosas, ¡tenemos la victoria asegurada!» Estamos en medio de una competencia espiritual, y no siempre es fácil o divertido; y aun en las circunstancias más severas, podemos mantener la manera de pensar que Dios nos ha dado: ¡«somos más que vencedores» en cada situación por medio de Cristo Jesús!
El apóstol Pablo estaba persuadido de esta verdad, y nosotros también podemos llegar a estar completamente persuadidos, sin importar el ataque espiritual.
Romanos 8:38,39:
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
La próxima vez que nos viene la oposición, podemos recordar que nuestro equipo tiene al Capitán más grandioso de todos los tiempos—Dios Todopoderoso. Él es omnisciente; Él es omnipotente. Y Él es POR NOSOTROS. Nada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, nuestro señor—NADA.
Aquí hay un grito de victoria que podemos confesar para reclamar la victoria cada día:
Si Dios es por nosotros,
¿Quién contra nosotros?
¿Quién contra nosotros?
¿Quién contra nosotros?
Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
¡Nadie, nadie, NADIE!
Estamos en el equipo ganador, y EN TODAS LAS COSAS somos super vencedores por medio de aquel que nos amó.