Yo vivo en una ciudad metropolitana muy grande en los Estados Unidos, donde a veces se me presentan diferentes retos o necesidades que surgen en las categorías físicas, mentales y espirituales. Puede que me encuentre preguntándome: «¿Tendré suficiente…?» y completo la pregunta en mi mente con algo que necesito. Necesidades comunes que vienen a mi mente son los recursos financieros para vivir en esta parte del país, tiempo a solas con Dios en esta bulliciosa metrópolis, y la energía para dar a mi familia y a mi comunión de casa mientras viajo diariamente a mi trabajo que puede ser agotador. En estas situaciones, rápidamente me recuerdo que Dios siempre ha suplido mis necesidades en el pasado, que Él las suplirá hoy día, y que Él seguira supliéndolas en todos mis futuros días. Dios nunca cambia. Él es nuestra suficiencia ayer, hoy y mañana—en todas las categorías de la vida.
Dios siempre ha provisto para Su gente y Él siempre va a proveer para Su gente, porque Él no cambia. Vemos esto claramente en Malaquías 3:6, que declara: «Porque yo Jehová no cambio…». A menudo me recuerdo de esta verdad por medio de acudir a varios relatos en la Palabra de Dios que dicen cómo Él tomó cuidado de Su gente en el pasado, sin importar su edad, el periodo de su vida o su situación. En Éxodo 14, Dios partió el Mar Rojo para salvar a Moisés y a todo el pueblo de Israel. En I Samuel 17, Dios preparó al joven David para ser lo suficientemente fuerte en su creencia para vencer a Goliat. En Lucas 1, Dios capacitó a Elisabeth que era estéril para concebir de su esposo Zacarías; eran avanzados en edad cuando ella dio a luz a Juan el Bautista. También reflexiono sobre mi propia vida y veo que Dios siempre ha sido fiel en ser mi suficiencia.
Así como Dios fue fiel para proveer en el pasado, Él es fiel para proveer hoy día. Su Palabra nos dice que Él guardará Sus promesas y que podemos confiar en Él para que sea nuestra suficiencia.
Deuteronomio 7:9:
Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones.
II Corintios 3:4,5:
Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;
no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.
Dios es capaz y está deseoso para suplir—tanto ahora mismo como en el futuro.
Filipenses 4:19:
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Sin importar la categoría de la necesidad, ya sea física, mental o espiritual, lo que Dios supla será suficiente para que abundemos para toda buena obra.
II Corintios 9:8:
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.
Dios está bien equipado para ser nuestra suficiencia en cada situación y categoría de la vida; Él es capaz. Este versículo es una gran promesa para reclamar cuando nos encontramos con una necesidad que se ve muy grande. Nos podemos repetir II Corintios 9:8 para aumentar nuestra confianza en la voluntad y habilidad de Dios para suplir en cualquier situación. Luego podemos escudriñar las Escrituras para encontrar esa Palabra que se relaciona con nuestra situación específica y reclamar la promesa con nuestra acción de creencia. Dios va a honrar nuestra creencia y diligencia, porque Él está deseo y es capaz de suplir.
La habilidad de Dios para suplir es ilimitada, independiente de las condiciones en el reino de los sentidos. No importa las condiciones económicas, el ambiente donde vivamos, o los hechos que puedan parecer abrumadores; no hemos de volvernos ansiosos. Retos aparentemente insuperables han estado ocurriendo en civilizaciones por generaciones y Dios siempre ha tomado cuidado de aquellos que confían en Él como su suficiencia. Podemos confiar en Dios de que Él amorosamente proveerá porque nada sorprende a Dios—nada hay nuevo debajo del sol para Él.
Eclesiastés 1:9,10:
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
Si alguna vez somos tentados a estar ansiosos acerca de una situación, en vez de enfocarnos en lo que causa la ansiedad, podemos aumentar nuestra confianza en Dios por medio de enfocarnos en esta poderosa verdad: Dios es omnisciente, es todopoderoso y es omnipresente. Ninguna condición de los sentidos que vemos, oímos, olemos, gustamos o tocamos puede aminorar Su habilidad. Dios es el Creador de los cielos y tierra. Él se estableció a Sí mismo para ser nuestra suficiencia desde el principio y ha permanecido fiel a Su compromiso, sin importar ninguna condición en el reino de los sentidos.
Dios nunca cambia. Dios fue nuestra suficiencia ayer, Él es nuestra suficiencia hoy y Él será nuestra suficiencia mañana. No hay ninguna categoría de necesidad ni ninguna condición de los sentidos que está por encima de la habilidad de Dios para proveer. Él siempre ha provisto, Él siempre provee y Él siempre va a proveer. Así que, no importa cuál sea nuestra necesidad, y no importa cuáles sean las condiciones, nosotros no tenemos que ponernos ansiosos ni preguntarnos: «¿Tendré suficiente?» Mas bien, vayamos a la Palabra de Dios y vistámonos en nuestra mente de las poderosas verdades que hay acerca de la suficiencia de Dios. ¡Reclamemos la suficiencia de Dios hoy, mañana y cada día!