Estos días los mensajes de texto han llegado a ser una manera popular de compartir la Palabra de Dios con otros. Se comparten versículos alentadores, se hacen invitaciones a las reuniones de comunión de casa, y se comunican peticiones de oración, todo con sólo unos pocos caracteres y un poco de tiempo. Estas «micro comunicaciones» nos ayudan a mantenernos en contacto y extender nuestras vidas a otros; no obstante, es importante reconocer que éstos no reemplazan nuestras comunicaciones cara a cara con otros.
A veces, para que una persona pueda verdaderamente entender la plenitud del corazón de Dios para ellos en Su Palabra, ellos necesitan una explicación más completa que la que pueda contener un solo mensaje de texto, o incluso una serie de mensajes. Al compartir la grandeza de la Palabra de Dios con otros, no hay nada igual que hablarle a alguien cara a cara.
El apóstol Pablo escribió muchas epístolas a las iglesias del primer siglo, y esas epístolas comunicaban poderosamente el corazón de Dios; aun así, Pablo entendió claramente que incluso esas poderosas escrituras no reemplazaban su presencia personal con las personas.
Romanos 1:11:
Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados.
I Tesalonicenses 2:17:
Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto mas procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro.
En los Evangelios vemos a Jesucristo tomándose el tiempo para estar personalmente presente con otros, con la mira de impartir un entendimiento mayor de la Palabra de Dios. Un maravilloso ejemplo es el relato de Jesucristo en su cuerpo resucitado junto a dos hombres en su viaje a Emaús.
Lucas 24:27, 30-32:
Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les [Jesús] declaraba [a los dos discípulos que iban a Emaús] en todas las Escrituras lo que de él decían.
Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
¡Qué gran comunión por todo el camino desde Jerusalén hasta Emaús y qué tiempo tan maravilloso partiendo el pan tienen que haber sido! Tener tanto tiempo cara a cara le permitió a Jesús enseñarle personalmente a estos dos discípulos todo en el Antiguo Testamento con relación a él mismo como el Mesías. Al final de su tiempo juntos, estos dos discípulos habían llegado a un entendimiento más completo de la Palabra de Dios acerca de la muerte y resurrección de Jesucristo.
Por lo general, hay una comunicación más a fondo e íntima cuando las personas se hablan en persona, en vez de limitarse a cortas comunicaciones escritas como los mensajes de texto. Cuando estamos cara a cara con alguien, nuestras palabras combinan con nuestra expresión facial, la entonación de la voz, el lenguaje corporal y otras manifestaciones no verbales para proveer el mensaje más exacto. Cuando deseo comunicar el corazón y la voluntad de Dios a alguien, me hago esta pregunta: ¿Es lo mismo un mensaje en la pantallita de un objeto inanimado que la presencia personal de un embajador en nombre de Cristo energizado en amor y lleno espiritualmente?
II Corintios 5:20:
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Un embajador es un representante o mensajero autorizado. Nosotros como creyentes con Cristo en nosotros, somo representantes autorizados, mensajeros de Jesucristo, y podemos aprender e imitar su ejemplo de cómo mejor llevarle el mensaje de Dios de liberación a otros.
Nuestro Padre celestial nos ha equipado en cuerpo, alma, y espíritu como Sus mensajeros para comunicar y compartir plenamente Su corazón con otros. Aunque enviar mensajes de texto puede ser una manera rápida, divertida y eficiente para transmitir mensajes cortos, no reemplaza la presencia personal de un embajador en nombre de Cristo mostrando el amor y la ocupación de Dios hacia otros.
Mantengamos presente que a veces la manera más efectiva para llegar al corazón de las personas con la Palabra es estar personalmente presentes con ellos. Cuando sea posible, busquemos maneras para conectarnos cara a cara con otros para compartir el mensaje de liberación de Dios. Y a medida que lo hacemos, ¡nuestro gozo se cumplirá!
II Juan 12:
Tengo muchas cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo por medio de papel y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido.