A medida que salimos para declarar a otros la grandeza de la Palabra de Dios, nos preparamos. Llenamos nuestros corazones con la Palabra y consideramos cómo compartirla con otros. También nos mantenemos deseosos de hablar por Dios, activamente buscando oportunidades para hacerlo. Por medio de prepararnos, tomando acción con disposición y aplicando algunas claves prácticas, podemos hacer que declarar la Palabra sea nuestro estilo de vida.
Queremos estar completamente preparados para declarar la Palabra de Dios.
Colosenses 3:16:
La palabra de [perteneciente a] Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.
Nuestro primer paso esencial para prepararnos para declarar la Palabra de Dios es permitir que Su Palabra more en abundancia en nosotros. Entonces podemos considerar con cuidado cómo compartiremos la Palabra, de tal forma que ayude a las personas.
Colosenses 4:6:
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
Con la Palabra de Dios morando en nosotros en abundancia, podemos ahora considerar cómo declararla con gracia. Queremos declarar aquello que suple las necesidades de las personas; así que, los escuchamos con cuidado y paciencia. Esto nos ayuda a responder a cada uno de una manera apropiada.
Prepararnos para declarar también incluye conocer y utilizar nuestros recursos en el Ministerio del Camino. La pagina Web y medios sociales del ministerio manejan una abundancia de tópicos que cubren muchos aspectos de la vida. Ademas de declararle la Palabra a alguien, podemos dirigirlos hacia algún recurso que pueden utilizar cuando no estamos con ellos.
Para hacer que declarar la Palabra sea nuestro estilo de vida, también queremos mantenernos dispuestos. Queremos declarar la Palabra de Dios. No nos limitamos a tiempos específicos de testificación o esperamos que otro actúe primero. Estamos pendientes de la oportunidad para declarar donde sea que vayamos, incluso en ambientes que no son familiares o situaciones donde otros parecen ser pocos receptivos. El apóstol Pablo en Atenas es un ejemplo vívido de alguien que estaba dispuesto para declarar la Palabra de Dios, sin importar la situación.
Hechos 17:16:
Mientras Pablo los esperaba [a Silas y Timoteo] en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.
No solo estaba Pablo sin sus compañeros, también estaba en una ciudad totalmente dedicaba a adorar a ídolos. Una situación así pudiera haber sido razón para retraerse, quizá esperar por otro creyente que lo acompañara o asumir que las personas de esa ciudad no responderían a la Palabra de Dios. Pero Pablo quería declarar la Palabra.
Hechos 17:17:
Así que discutía [conversaba] en la sinagoga con los judíos [judaitas] y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.
¿Qué estaba Pablo discutiendo o conversando? El versículo 18 explica que «les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección». Dios nos da este poderoso ejemplo de alguien que estaba preparado y dispuesto, para nosotros también nos veamos así.
Ahora veamos tres consejos prácticos que nos pueden ayudar a estar preparados y dispuestos para declarar la Palabra de Dios:
- Desarrolle el hábito de ser observador cada vez que esté afuera. Observe a las personas y las situaciones que le rodean; preste atención. Busque maneras de ser de ayuda a las personas y esté dispuesto a entablar conversaciones.
- Prepare un compartir claro, breve, de uno a dos minutos, de su historia de liberación, o algún compartir para describir nuestro ministerio a otros. De esta manera puede estar confiado y preparado para declarar.
- Convierta en un hábito el compartir verdades Bíblicas o un aprendizaje práctico con creyentes en cualquier momento que usted tenga la oportunidad, no solo en las reuniones de comunión. Mientras más expresemos en palabras aquello que nos impacta de la Palabra, mas cómodos estaremos para hablarle a cualquier persona en cualquier lugar.
Podemos estar preparados para declarar cuando hacemos que la Palabra more en abundancia en nosotros y al considerar cómo se relaciona con las inquietudes y necesidades de las personas que nos rodean. Como el apóstol Pablo, nosotros, sin importar cuál sea la situación, podemos estar dispuestos para declarar la Palabra y buscar oportunidades donde sea que vayamos. Y hay cosas sencillas que podemos hacer que nos ayudarán a mantenernos preparados y dipuestos para declarar la Palabra de Dios, al punto de que se convierta en nuestro estilo de vida. Demos todo nuestro esfuerzo para prepararnos y estar dispuestos para declarar la Palabra de Dios, confiadamente llevando gozo y respuestas a aquellos a quienes se la declaramos.