Recuerdo haber escuchado una historia sobre una competencia entre el Viento y el Sol para saber quién era el más fuerte. El Viento vio a un hombre caminando por la calle y retó al Sol diciendo que él podía quitarle la chaqueta al hombre antes que el Sol pudiera hacerlo. El Sol aceptó el reto. El Viento comenzó a soplar fuerte y más fuerte sobre el hombre, pero mientras más fuertemente soplaba el Viento, más fuerte se aferraba el hombre a su chaqueta. Finalmente, el Viento se dio por vencido y le dijo al Sol: «Es tu turno». El Sol sonrió y brilló con gran calor sobre el hombre; y a medida que el Sol irradiaba su cálida luz sobre el hombre, de hecho, éste se sintió tan acalorado, que se quitó por completo la chaqueta. El Sol logró la victoria, porque en vez de brindarle al hombre una ráfaga de viento frío, el Sol sencillamente hizo lo que él hace mejor y le dio gran calidez.
Esta historia me recuerda que siempre tengo la opción entre ser una ráfaga fría en la vida de alguien o mostrar calidez a aquellos a mi alrededor. Una manera en la que podemos mostrar calidez a otros es por cómo nos comunicamos. Aquellos de nosotros que pasamos la mayor parte de nuestro día en el trabajo con nuestros compañeros de trabajo, tenemos una maravillosa oportunidad para mostrar calidez a otros por medio de lo que decimos y ser ejemplos positivos del amor y la bondad de Dios. Dependiendo de dónde estemos empleados, no siempre estará disponible hablar la Palabra de Dios, pero siempre podemos mostrar la abundancia de la Palabra y el amor de Dios que tenemos dentro por lo que decimos y hacemos. Pensar antes de hablar, hablar positivamente y hablar para alentar a la unidad son poderosas maneras de mostrar calidez a nuestros compañeros de trabajo con nuestra comunicación según Dios.
¿Quién de nosotros no se ha dado cuenta alguna vez que lo que estaba saliendo por nuestra boca no era lo mejor y que deseábamos poder retractarlo? Es una sensación terrible y una que todos tratamos de evitar. Esto pasa más a menudo cuando no tomamos el tiempo necesario para pensar acerca de lo que estamos diciendo antes de decirlo. Hay una manera de prevenir esta situación y es hacer nuestro mejor esfuerzo para pensar antes de hablar. Pensar antes de hablar nos da tiempo para considerar cómo ser claros, precisos y también vigilantes de nuestro tono. No sólo es importante lo que decimos, sino también cómo lo decimos, porque esto contribuye a la efectividad de lo que decimos.
Proverbios 4:26:
Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos.
Para una comunicación exitosa, queremos «examinar la senda» de nuestras palabras. Logramos esto si aminoramos la marcha y tomamos el tiempo para pensar acerca del impacto de las palabras que hablamos antes de hablarlas. No siempre es algo fácil de lograr, pero una vez que lo hacemos un hábito en nuestras conversaciones, seremos capaces de mostrar calidez a otros con nuestras palabras y dejarlos mejor por haber hablado con nosotros.
También podemos mostrar calidez a nuestros compañeros de trabajo por medio de hablar positivamente, promocionando soluciones positivas a las situaciones. Los negativos fríos del mundo no hacen nada sino engendrar duda, preocupación y temor. Quizá nuestros compañeros de trabajo se preocupen por terminar un proyecto a tiempo o dudan que ellos pueden lograr lo suficiente en una tarea que se les ha sido asignada. Pero podemos ayudarlos a disipar esos negativos por medio de las palabras positivas y alentadoras que hablamos. Cuando tenemos la Palabra de Dios en nuestros corazones y en nuestras mentes, estamos confiados en lo que Dios promete y estamos preparados para compartir esas palabras positivas y alentadoras con nuestros compañeros de trabajo.
Efesios 4:29 [The Amplified Bible, La Biblia ampliada en inglés]:
No permitas que ningún lenguaje inapropiado o contaminante, ni palabra malvada o conversación insana o inútil [jamás] salga de tu boca, sino sólo aquellas [palabras] que son buenas y beneficiosas para el progreso espiritual de otros, oportunas para la necesidad y la ocasión, que sean una bendición y den gracia (el favor de Dios) a los oyentes.
Hablar palabras positivas y alentadoras con nuestros compañeros de trabajo refleja nuestro carácter cristiano y es un factor determinante de nuestro éxito en el trabajo.
Otra manera de mostrar calidez a otros con las palabras que hablamos en el trabajo es hablar y actuar de una manera que aliente a la unidad. Queremos comunicarnos de una manera que promueva la unanimidad entre los compañeros de trabajo. Algunas maneras de hacer esto incluyen hablar gentilmente a otros, evitar los chismes y manejar amorosamente los malos entendidos, los cuales pueden ser muy comunes en un lugar de trabajo congestionado.
I Pedro 3:10,11:
Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
Queremos ayudar a otros a trabajar unánimes y siempre queremos estar conscientes de cómo nuestras palabras afectan a otros. Siempre tenemos una opción para escoger lo que vamos a decir. Mostrar calidez a otros con nuestras palabras es una decisión que sólo nosotros podemos tomar. A medida que mantenemos los principios de la comunicación según Dios en nuestros pensamientos y acciones, podemos tener un impacto positivo en nuestros sitios de trabajo.