Mi nieto y yo almorzábamos en un restaurante de la ciudad cuando él me dijo: «Mira abuela, ella tiene una Biblia; vamos a testificarle». Y eso fue lo que hicimos. Juntos tomamos el tiempo para compartir la Palabra de Dios con esta señora y ayudarla a entender lo que ella estaba leyendo.
Hechos 2:47:
Alabando a Dios, y teniendo favor [gracia] con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Cuando ponemos a Dios primero y compartimos la gracia con otros, nuestras comuniones de casa crecerán. Dios desea el crecimiento para nosotros individualmente y como comunión de casa. Su voluntad es que la Palabra de Dios crezca poderosamente en nuestros corazones y en nuestras vidas al punto que se refleje en nuestro andar. He aquí tres cosas que podemos hacer en las comuniones para mover la Palabra juntos: (1) hablar la Palabra, (2) planificar tiempo para salir y hablar con las personas y (3) orar por puertas abiertas para hablar.
Hablar la Palabra.
En la medida que las comuniones hablan la Palabra, ellas crecen en calidad y en cantidad. La Palabra de Dios es la verdad que la gente necesita en este día y tiempo. Las palabras de la Palabra de Dios son las más enérgicas y efectivas que podemos hablar. Queremos hablar la verdad en amor para primeramente alentarnos a nosotros mismos y a otros en nuestra comunión, y luego a aquellos que conocemos a lo largo de nuestro día.
Efesios 4:15:
Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.
Podemos mover la Palabra juntos como comunión y crecer como comunión en la medida que nos fortalecemos a nosotros mismos y los unos a los otros por medio de hablar la Palabra de Dios que da vida.
Planificar tiempo para salir y hablar con las personas.
Cuando se trata de hablar la Palabra a personas fuera de nuestra comunión de casa, es favorable planificar el tiempo para hacerlo. En la medida que las comuniones planifican el tiempo para salir y hablar con las personas, ellas crecen. Lucas 10 muestra cómo Jesucristo envió a los setenta discípulos para sanar y hablar acerca del Reino de Dios en las áreas que Jesús visitaría más tarde. Este tiempo de mover la Palabra juntos se planificó y el resultado de ese tiempo planificado para salir y hablarle a las personas fue que ¡ellos regresaron a casa llenos de gozo! Podemos tener esa misma expectativa cuando planificamos el tiempo para salir y hablarle a las personas en nuestras comunidades locales.
¿Alguna vez ha pensado que usted está demasiado ocupado para salir a testificar? ¿Por qué no hacer esto parte de su horario semanal? Además de planificar actividades de testificación, podemos planificar un tiempo extra en nuestras rutinas diarias. Por ejemplo, podemos planificar añadir unos veinte minutos extras para hablarle a alguien en el supermercado o cuando salimos a almorzar. Cuando añadimos este tiempo extra a nuestro plan, podemos ver que tener la oportunidad de hablar la Palabra a alguien o alentar a alguien con la Palabra de Dios no causa trastornos en nuestro día. Al contrario, podemos verlo como un resultado exitoso de nuestro plan para salir y hablar con las personas en nuestra comunidad.
La clave aquí es planificar el tiempo para salir y hablar con las personas. Los setenta regresaron con gozo porque hicieron un esfuerzo específico para salir y hablar con las personas. Mi nieto y yo pudimos ayudar a la señora que conocimos a entender lo que estaba leyendo, porque habíamos planificado que durante nuestro almuerzo íbamos a tomar el tiempo para iniciar una conversación con alguien.
Orar por puertas abiertas para hablar.
Como comuniones de casa, podemos crecer en calidad y en cantidad a medida que oramos por puertas abiertas para hablar la Palabra de Dios. La voluntad de Dios es que todos sean salvos y conozcan la verdad (I Timoteo 2:4). Podemos orar por puertas abiertas para hablar a medida que alcanzamos a otros en nuestras comunidades.
Colosenses 4:2-4:
Perseverad en la oración, velando en ella [en la oración] con acción de gracias;
orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de [con relación a] Cristo, por el cual también estoy preso,
para que [yo, Pablo] lo manifieste como debo hablar.
Cuando oramos por puertas abiertas para hablar la Palabra de Dios, podemos anticipar que Dios nos guiará a los hambrientos de corazón y nos ayudará a saber qué decirles. Entonces entramos por las puertas abiertas por las que oramos por medio de hablarle a las personas. A medida que oramos para entrar por puertas abiertas para mover la Palabra de Dios como una comunión, podemos anticipar que sí habrán puertas abiertas. Nos incumbe reconocer esas puertas por las cuales hemos orado y entrar por ellas. Dios proveerá las puertas abiertas a medida que buscamos la oportunidad de dar a conocer Su voluntad.
Dios desea el crecimiento para nosotros individualmente y como comunión. La voluntad de Dios es que la Palabra de Dios crezca poderosamente en nuestros corazones y en nuestras vidas al punto que impacte también a otros. Movamos la Palabra juntos en nuestras comuniones de casa a medida que hablamos la Palabra, planificamos tiempo para salir y hablar con personas y oramos por puertas abiertas para hablar.