Superar las ofensas por medio de mantener a Dios primero

Superar las ofensas por medio de mantener a Dios primero

Dios, en Su corazón, anhela que vivamos libres de cualquier obstáculo que pueda frustrar nuestro crecimiento espiritual. A nuestro adversario, el Diablo, le encantaría que quitáramos la vista de las promesas de Dios y que tropezáramos en nuestro crecimiento. Él no quiere que seamos libres mentalmente para disfrutar del aprendizaje y del crecimiento en la Palabra de Dios. Una de las formas en que el adversario trata de frenar nuestro crecimiento es por medio de tentarnos a que nos enfoquemos en lo heridos que hemos quedado por las palabras o las acciones de otros. Él disfrutaría si nos pudiera mantener atados, haciendo difícil salirnos de la situación que nos afectó. La Palabra de Dios nos muestra cómo superar cualquier ofensa que podamos enfrentar en la vida por medio de mantener a Dios primero en nuestros pensamientos y acciones.

La Palabra de Dios nos da todo lo que necesitemos para superar la ofensa. A medida que mantenemos nuestros corazones arraigados y cimentados en la Palabra de Dios, podemos superar este ataque por medio de mostrar perdón y de controlar nuestras emociones. Perdonar a otros, como Cristo nos perdonó, es una acción que podemos tomar para superar las ofensas.

Colosenses 3:13:
soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Cuando mantenemos nuestros corazones centrados en Dios y lo mantenemos a Él primero, no permitimos que nada se anteponga delante de Dios, ni idolatramos a alguien, o algo, por encima de Él. Somos capaces de mantener a Dios como nuestra suficiencia, no al hombre o a cualquier otra cosa, y de esa manera, evitamos caer en la trampa de sentirnos ofendidos.

Mateo 6:20 y 21:
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan:
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón
.

La palabra «tesoros» indica simplemente nuestros pensamientos. La clave para superar las ofensas es mantener a Dios primero. A veces nos va a desilusionar la gente, aun los más cercanos a nosotros. Sin embargo, como lo que esperamos en la vida proviene de Dios y no del hombre, podemos perdonarnos unos a otros y a la vez reconocer que nosotros, en algunas ocasiones también necesitaremos ser perdonados.

Muchas veces, las palabras pueden ser «tropiezo» (Ezequiel 14:3 y 4). Cualquier cosa que se anteponga a Dios puede ser un tropiezo, pero podemos elegir elevar a Dios en nuestro pensamiento, poniéndolo por encima de lo que alguien pueda decir. Cuando alguien dice algo que nos hiere, esa herida puede manifestarse de muchas maneras si nosotros lo permitimos. Quizá manifestemos sentimientos de enojo, temor, amargura, condenación o inseguridad. Ninguna de estas reacciones es conforme a Dios, ¿no es verdad? Solamente nos enredan y causan tropiezo a nuestro crecimiento. Pensemos y actuemos en las palabras que Dios nos da para superar esos ataques. Mantenemos a Dios primero pensando en la Palabra. Podemos controlar nuestros sentimientos en lugar de sucumbir a ellos y podemos hacer lo que dice Colosenses 3:12.

Colosenses 3:12:
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.

José, en el Antiguo Testamento, es un gran ejemplo de alguien que puso a Dios primero a pesar de las circunstancias adversas que vivió. José no permitió que la ofensa de sus hermanos le impidiera hacer la voluntad de Dios en su vida. Sus hermanos estaban celosos de él y lo vendieron como esclavo. Luego lo compró un egipcio y más adelante fue encarcelado. Él pudo haberse sentido herido y haberse enojado contra sus hermanos. Después de todo, eran sus hermanos y debió haber podido confiar en ellos. Y a pesar de todo, aunque fue maltratado, José siguió siendo fuerte. José confió en que Dios cuidaría de su vida y no permitió que las ofensas lo hicieran tropezar ni lo mantuvieran entrampado. Transcurrido un tiempo, José fue promovido al cargo de administrador de todo Egipto. Él perdonó a sus hermanos y llevó a toda su familia a Egipto para cuidar de ellos durante los años del hambre. José mantuvo su corazón abierto a perdonar durante todos esos años que estuvo alejado de sus hermanos.

Génesis 45:5,7:
Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá, porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.
Y Dios me envió delante de vosotros para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación
.

José puso a Dios primero en su modo de pensar, por encima de todo lo que le hicieron sus hermanos. Nosotros podemos ser como José y no permitir que ningún mal cometido contra nosotros nos cause tropiezo.

La clave para superar las ofensas está en mantener a Dios primero en nuestros pensamientos y acciones. A medida que nos vamos arraigando profundamente en la Palabra, nosotros vamos aprendiendo a reconocer si estamos siendo tentados a permitir que alguna ofensa dañina se arraigue en nuestros corazones y nos frene en nuestro crecimiento espiritual.

Salmo 119:165:
Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.

Mantengámonos fortalecidos en nuestros corazones y en nuestras mentes con la Palabra para no tropezar a causa de las ofensas que se nos presenten.

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