Todos hemos tenido que aprender algo nuevo o algo totalmente desconocido en distintos momentos de nuestras vidas. Pudo haber sido las nuevas materias en la escuela, una nueva técnica profesional, algunos pasatiempos favoritos y la Palabra de Dios. Con lo conveniente que todo esto hubiera podido ser, no fue algo que pudimos descargar a nuestro cerebro y hacernos inmediatamente expertos en eso. Nos tomó tiempo y repetición hasta llegar a ser competentes. Lo mismo sucede con los niños. Les toma tiempo y persistencia hasta que los niños aprenden y desarrollan nuevas habilidades. Los padres juegan un papel clave en este desarrollo. La primera responsabilidad que los papás tienen es enseñar a sus hijos la Palabra de Dios y cómo vivirla; eso los prepara para un futuro con éxito y para que produzcan un impacto sirviendo a Dios y a los demás.
Dios quiere que aprendamos Su Palabra, que la vivamos, y que la enseñemos a nuestros hijos.
Deuteronomio 6:5-7:
Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
En este versículo, la palabra «repetirás» es afilar, aguzar, frotar repetidamente alguna cosa. Una manera cómo podemos aguzar repetidamente es por medio de involucrar a los hijos en lo que hacemos.
Tengo una hija de un año y a ella le gusta participar en todo o en cualquier cosa que mi esposa y yo estemos haciendo. Con sólo un año, no hay muchas cosas que ella sea capaz de hacer bien todavía, pero aun así le permitimos que ayude y le exhortamos mientras participa con nosotros. Una de sus cosas favoritas es ayudarnos con el lavado de la ropa. Usualmente eso significa para ella sacar la ropa de la lavadora o la secadora y luego volver a poner la misma ropa en la misma máquina. Ella todavía está aprendiendo cómo ayudarnos mejor, pero aun así, para ella es grandioso ver el gozo que nos produce servir juntos haciendo lo que sea necesario.
Eso sí, algo en lo que nuestra hija se destaca es en sonreír. A menudo cuando vamos de compras juntos en familia, ella le sonríe a todo el que ve en la tienda. Eso origina que tengamos conversaciones con otros clientes del local y con los empleados, y nos abre las puertas para compartir la Palabra de Dios con ellos. Y aun cuando ella es muy joven para entender lo que es testificar, es una manera práctica de mostrarle a ella que testificar es parte de la vida diaria. Le permite ver otro aspecto del servicio; de cómo se lleva a cabo la reconciliación de otros hacia Dios.
Proverbios 22:6:
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Los niños que crecen en la Palabra de Dios están preparados para un futuro con éxito y pueden producir un impacto para Dios. A medida que mi esposa y yo continuamos mostrándole a nuestra hija cómo se sirve junto a otros en la casa creyente, podemos estar confiados en que ella llegará a ser una discípula fuerte y capaz de contribuir en abundancia. Tal fue el caso con el discípulo Timoteo.
2 Timoteo 1:5:
trayendo a la memoria la fe [creencia] no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.
Timoteo aprendió a ser fiel por su mamá, la cual a su vez, aprendió a ser fiel por la mamá de ella. Gracias a eso, Timoteo fue capaz de contribuir por medio de servirle a Dios.
Filipenses 2:19,20,22:
Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado;
pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros.
Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio.
Aquellos hijos que son criados en la Palabra de Dios y a quienes se les enseña cómo se vive para que llegue a ser un hábito en sus vidas, producen un impacto a medida que van sirviendo a Dios y a los demás. Timoteo fue enseñado en la Palabra de Dios desde jovencito y más tarde produjo un impacto sirviendo con Pablo. Nuestros hijos también pueden producir un impacto a medida que fielmente les aguzamos repetidamente la Palabra de Dios y les mostramos cómo servir a Dios.