En el colegio mis hijos participaron en una clase de jardinería. Ellos ayudaron a preparar la tierra y sembrar las semillas. Sin embargo, esta no era una actividad de una sola vez. Ellos salían fielmente a cuidar el jardín por medio de regarlo y quitarle la maleza o los insectos dañinos. Debido a que vivíamos en un área que tenía un clima cálido durante gran parte del año, ellos incluso sembraban otras semillas durante la temporada de cosecha que producirían diferentes cultivos en diferentes tiempos.
Ellos disfrutaron ver sus semillas germinar y crecer, y aprendieron acerca de cuánto potencial para crecer tenía una pequeña semillita. Adicionalmente, a medida que sus plantas maduraban y sus productos estaban listos para ser cosechados, estos «sembradores» cosecharon los beneficios de su labor por medio de tener una comida juntos.
Esto me recuerda cómo cuidamos la Palabra de Dios en nuestras vidas. Sembramos semillas de verdad en nuestros corazones y disfrutamos del crecimiento espiritual y la cosecha de los beneficios. Dos maneras claves para poder sembrar la Palabra en nuestras vidas, a fin de ayudarnos a crecer, son leer fielmente la Palabra y memorizar escrituras.
Leer fielmente la Palabra de Dios es una manera sencilla y efectiva para crecer espiritualmente. Por medio de constantemente sembrar semillas de verdad, podemos esperar crecer en nuestra confianza y conocimiento de cuál es la voluntad de Dios para varias situaciones de la vida. Por medio de leer, aprendemos quiénes dice Dios que somos, qué dice Dios que tenemos, y qué dice Dios que podemos hacer, debido al poder que Él ha hecho disponible a nosotros.
Efesios 1:18,19:
alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza.
Leer la Palabra es más que solo reconocer palabras impresas en las páginas de la Biblia. Requiere de meditar en ellas, considerarlas y pensar detenidamente en el significado de esas palabras.
I Timoteo 4:13,15:
Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
Permanecemos en la doctrina por medio de sumergirnos en la verdad y reflexionar en lo que Dios dice. Consideramos las acciones conforme a Dios que hemos de tomar en nuestras vidas. A medida que hacemos esto, nuestro aprovechamiento será manifestado a todos. Recibiremos los beneficios de constante y fielmente sembrar la Palabra en nuestros corazones.
Otra manera cómo podemos sembrar la Palabra para ver crecimiento en nuestras vidas es por medio de memorizar versículos; es decir, deliberadamente memorizar escrituras. Nuestras mentes estan diseñadas por Dios para guardar Su Palabra y así poder recordarla cuando sea que queramos.
Salmos 119:11,15,16:
En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos.
Me regocijaré en tus estatutos;
No me olvidaré de tus palabras.
Memorizar escrituras es cómo guardamos la Palabra de Dios en nuestros corazones. Mantener la Palabra que hemos memorizado fresca en nuestras mentes es cómo meditamos y nos regocijamos en ella. No la olvidamos. Las semillas de la Palabra que sembramos nos ayudarán a crecer y eventualmente producirán fruto en nuestras vidas.
Un beneficio de memorizar escrituras es ser capaz de confiadamente recordar la Palabra que necesitamos para ser exitosos en situaciones de la vida. Jesucristo retenía la Palabra de Dios en su mente. Cuando tenía un reto, él respondía con «Escrito está», citando escrituras del Antiguo Testamento que él había estudiado. Él fue capaz de vencer y prevalecer cuando enfrentaba retos por medio de citar la Palabra que había memorizado y aplicarla en cada situación. Podemos ser como Jesucristo por medio de estar listos con la Palabra que hemos sembrado en nuestras mentes. Podemos recordar esas semillas de verdad cuando las necesitamos en las situaciones que surgen en la vida.
Así como producir alimentos en un jardín requiere de sembrar semillas, crecer espiritualmente requiere que nosotros sembremos semillas de verdad de la Palabra de Dios en nuestras mentes. Podemos anticipar que a medida que sembremos semillas de verdad más generosamente, mas generosamente será el crecimiento.
II Corintios 9:6:
Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
Por medio de leer la Palabra de Dios de manera que entendemos cómo vivirla y por medio de memorizar escrituras para recordar la Palabra en cualquier situación, estamos sembrando las semillas de Dios de la verdad y que producirán fruto en nuestras vidas.