En el ministerio de El Camino he aprendido que uno de los principios activadores más importantes para la vida humana es la motivación por servir. Y veo que esto es verdad porque he observado que a los creyentes les gusta servir. Nos gusta presentar clases del ministerio, nos gusta enseñar la Biblia en nuestros hogares, nos gusta ayudar en proyectos y nos gusta contribuir en muchos otros aspectos de mover la Palabra y cuidar a la gente de Dios. El mantenernos físicamente fuertes nos ayuda a dar el máximo en nuestro servicio.
Hay muchos ejemplos Bíblicos de creyentes que fueron capaces de servir a Dios mucho mejor al mantener su fortaleza física. Observaremos algunos relatos en los que la fortaleza física es evidente o está implícita, según lo demuestran las acciones que los creyentes tomaron.
Empecemos desde el principio mismo con el primer ser humano, Adán. Después que Dios formó el cuerpo de Adán del polvo de la tierra, vemos en Génesis 2:15 que Dios puso a Adán en el huerto de Edén para que lo trabajara.
Genesis 2:15:
Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
El huerto se refiere a toda la vida que Adán tenía disponible. Dios quería que Adán «lo labrara». Eso significa que Adán tenía que trabajar y servir en él. Adán tenía que ejercitarse físicamente y esforzarse para cumplir la tarea. Dios también quería que Adán lo «guardase». Esto significa que Adán tendría de cuidarlo diligentemente, supervisarlo y preservarlo. Adán tendría que ser persistente y prestar cuidadosa atención. Para poder llevar a cabo todas estas responsabilidades, el cuerpo físico de Adán tendría que ser capaz de llevar a cabo este trabajo. Dios formó e hizo el cuerpo humano para ser capaz de trabajar duro y a la vez disfrutar de la labor física. Un punto digno de notar en Génesis es que trabajar fue parte del plan original de Dios. No fue la intención de Dios que el trabajo fuera una carga. Él sabía que la actividad física y la labor serían una bendición—que proveería satisfacción y plenitud a la humanidad. Mantener su fortaleza física le permitió a Adán servir mejor a Dios.
Otro ejemplo claro es Noé. En Génesis 6:14-21, Dios instruyó a Noé para que construyera un arca, para que metiera en ella las especies «de todo lo que vive, de toda carne», y que tomara consigo «de todo alimento que se come». Se necesitó de un fiel esfuerzo físico, año tras año, para completar la construcción del arca y luego poder reunir todos los animales y los alimentos para el viaje. ¡Imagínese usted, todo el trabajo que tomó hacer un arca con la medida y con los detalles del arca de Noé, luego buscar todos esos animales y además los alimentos! Más Noé lo hizo.
Génesis 6:22:
Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.
Es digno de admirar, la fortaleza física, la fuerza, el aguante, la resistencia que se requirió para hacer eso. Noé tuvo un estilo de vida muy activo. Tuvo que haber disfrutado de muy buena salud, a la vez de mantener fielmente su fuerza física. Dios diseñó nuestros cuerpos de manera que fueran resistentes, enérgicos y llenos de vida. Fue mantener su fortaleza física lo que le permitió a Noé servir mejor a Dios.
Otro gran ejemplo de un creyente que mantuvo su fortaleza física es Caleb, según lo leemos en el Libro de Josué.
Josué 14:10 y 11:
Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años.
Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar.
Caleb le declaró a Josué que, a los 85 años, él estaba tan fuerte como cuando tenía 40 años. ¡Qué increíble! Caleb tuvo que haber permanecido fiel a Dios, entrenando y trabajando duro como para el Señor, y manteniendo fuerte su cuerpo físico. Eso le permitió soportar las adversidades y las presiones, de manera que pudo perseverar, soportar y resistir la fatiga. Haber mantenido su fortaleza física le permitió a Caleb servir mejor a Dios.
Mantener nuestra fortaleza física nos capacita para dar el máximo en nuestro servicio. Dios diseñó nuestros cuerpos para que fueran capaces de trabajar duro y disfrutar la labor física. La actividad física y el trabajo pueden ser una bendición y pueden darnos satisfacción. Podemos desarrollar fortaleza, aguante, y resistencia para tener vidas saludables, plenas y llenas de energía. El mantener la fortaleza física fue lo que le permitió a Adán, a Noé y a Caleb servir mejor a Dios.
Mantengamos un estilo de vida saludable para Dios, sabiendo que el mantener nuestra fortaleza física nos ayuda a ¡ser capaces de dar lo mejor de nosotros para el Altísimo!