Como padre, uno de mis pasatiempos favoritos es leer la Palabra de Dios con mis hijos y hablarles de ella. Es una gran bendición y un privilegio ayudar a sus mentes jóvenes a comprender los eventos extraordinarios que Dios dejó registrados en Su Palabra. Uno de esos eventos, que se encuentra en Lucas 2, es cuando los ángeles de Dios se aparecieron a los pastores para anunciarles el nacimiento de Jesucristo. Esos pastores recibieron las buenas nuevas con corazones mansos, creyeron y actuaron según lo recibido, y luego ¡lo declararon a otros con gozo!
Me gustaría compartir ese relato con ustedes como lo haría con mis dos hijos.
Cuando nació el Hijo unigénito de Dios, Jesucristo, Dios quiso compartir ese gozo con otros y envió mensajeros especiales para dar las buenas nuevas. Dios escogió a unos humildes pastores para escuchar acerca de este maravilloso evento del nacimiento de Jesucristo. ¡Qué momento tan especial para ellos! ¿Quiénes formaban parte de este grupo de mensajeros especiales que Dios envió? Primero, un ángel se presentó y les dijo a los pastores que les traía palabras de gran gozo para que todos oyeran: ¡el salvador, que es Cristo el señor, había nacido (Lucas 2:9-11)! Este primer ángel también les dijo que encontrarían al niño Jesús envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Luego se les aparecieron a los pastores más ángeles de Dios.
Lucas 2:13,14:
Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían:
¡Gloria a Dios en las alturas,
Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Los ángeles tenían algo muy importante que decir. Ellos dijeron a los pastores que el nacimiento de Jesús era para la gloria de Dios y que mostraría la paz y la buena voluntad de Dios hacia otros. ¡Qué gran mensaje! Los pastores ahora tenían la opción de creer las buenas nuevas de Dios o no creerlas. ¿Qué fue lo que eligieron?
Los pastores optaron por creer en las buenas nuevas de Dios y actuar de acuerdo con lo que escucharon. Tan pronto como estos hombres creyentes oyeron lo que los ángeles les dijeron, ¡se fueron inmediatamente a buscar al niño! Podemos ver que ellos confiaron en Dios y que creyeron las buenas nuevas que los ángeles les habían hablado.
Lucas 2:15,16:
Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.
Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Los pastores encontraron al bebé Jesús recién nacido, tal como el ángel les había dicho que lo encontrarían. ¡La sincronización de Dios fue perfecta! Esto tuvo que haber traído gran gozo a los pastores cuando vieron que Dios cumplió Su promesa.
Como resultado, los pastores se dedicaron a declarar las buenas nuevas del nacimiento de Cristo. Estos hombres creyentes estaban tan emocionados por lo que Dios había hecho, ¡qué querían contarle a todo el mundo lo que había sucedido!
Lucas 2:17,18:
Y al verlo, dieron a conocer [lo dieron a conocer por todas partes] lo que se les había dicho acerca del niño.
Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.
Todos los que oyeron lo que los pastores decían, se maravillaron al saber las buenas nuevas del nacimiento de Cristo. ¡Qué gozo tienen que haber tenido los pastores al difundir estas noticias tan alegres! Podemos ver que Dios no eligió a reyes, o a ricos, o a poderosos, ni a líderes religiosos de esa época para que escucharan Su mensaje, sino a pastores mansos que Él sabía que creerían y difundirían el mensaje con gozo. ¡Dios siempre mira el corazón!
Este relato de los pastores en la Palabra de Dios es un gran ejemplo de tener un corazón humilde para recibir la Palabra de Dios y nos muestra cómo Dios bendice a aquellos que creen. Dios envió a Sus ángeles a anunciar las buenas nuevas del nacimiento de Jesucristo a estos hombres mansos, y ellos recibieron ese mensaje y lo difundieron con gozo. Como los pastores creyentes, nosotros también podemos recibir la Palabra de Dios, actuar de acuerdo con ella y luego ¡declararla a otros con gozo!