El nombre es lo que da conocer a una persona: es lo que la describe, la define o la nombra. Esto es cierto en el caso de los nombres o títulos de Dios que se utilizan en la Biblia. Cada nombre declara o describe un aspecto o una característica diferente de Él. Dios utiliza el título de Jehová para mostrar Su relación como el Señor de aquellos a quienes Él ha creado. Jehová-yireh es un título descriptivo que muestra cómo obra Jehová a nuestro favor. Como Jehová-yireh, Dios ve la necesidad de Su gente y les provee lo que necesitan en abundancia.
En Génesis 22, encontramos el título Jehová-yireh después que Dios provee un cordero para que Abraham lo use como ofrenda. Dios no quería que Abraham literalmente ofreciera en holocausto a su hijo Isaac quemándolo. En vez de ello, Jehová vio la necesidad que Abraham tenía y le proveyó para esa necesidad.
Génesis 22:8,14:
Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.
Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá [Jehová-yireh]. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
Dios proveyó un cordero para que Abraham lo usara como ofrenda. Dios vio una necesidad, así que Él proveyó lo que se necesitaba. En All the Divine Names and Titles in the Bible [Todos los nombres y títulos Divinos en la Biblia], el Dr. Herbert Lockyer —un autor y erudito bíblico del siglo veinte— explica que, para Dios, ver algo es proveerlo. Lockyer explica que, en lo que concierne al hombre, hay una gran diferencia entre los significados de «Jehová lo verá» y «Jehová lo proveerá»: para el hombre, «prever» es una cosa, pero «proveer» es otra. Sin embargo, cuando se trata de Dios, «los dos resultan ser uno y el mismo». Lo que Dios prevé como Jehová-yireh, Él lo suministrará: —¡Él lo proveerá!
Aunque el título de Jehová-yireh sólo se utiliza en Génesis 22:14, en el Libro de Éxodo encontramos más pruebas claras de que Jehová ve y provee. A los hijos de Israel Dios les proveyó una salida para escapar de los egipcios cruzando el Mar Rojo.
Éxodo muestra claramente que Jehová proveyó para Su pueblo.
Éxodo 14:29,31:
Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco,
Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió [respetó] a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.
Jehová vio y proveyó una salida para que los hijos de Israel escaparan.
Dios, obró también como Jehová-yireh para proveerles alimentos para comer en el desierto.
Éxodo 16:4,15:
Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo…
Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.
Jehová vio y proveyó abundantemente para Su pueblo. Dios le dio ese pan a Israel durante cuarenta años, todo el tiempo que lo necesitaron.
Dios ve nuestra necesidad y provee para nosotros también. En el Evangelio de Juan vemos que mientras que Jehová proveyó pan físico —el maná— a los hijos de Israel cuando anduvieron por el desierto, hoy en día Él nos proporciona pan espiritual: Su Hijo Jesucristo, el pan de vida.
Juan 6:47-51:
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
Yo soy el pan de vida.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
En Juan 7, hay otra sección de las escrituras que nos da detalles de esta promesa de la vida eterna.
Juan 7:37-39:
… Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Esto dijo del Espíritu [el don] que habían de recibir los que creyesen en él…
Esta es la promesa de un suministro de abundancia desbordante, el don de espíritu santo.
Hechos 2:1,4:
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo [espíritu santo, el don], y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu [Dios, el Donador] les daba que hablasen.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, podemos ver que, como Jehová-yireh, Dios ha visto y provisto para las necesidades de Su pueblo. Al igual que los creyentes de entonces, nosotros también podemos confiar que nuestro Padre celestial proveerá para todas nuestras necesidades —hoy y por siempre. Como Jehová-yireh, Él ha demostrado que ve la necesidad de Su gente y provee con abundancia desbordante.