A lo largo de toda la Biblia, Dios ha mostrado la abundancia de beneficios que Sus hijos reciben cuando ellos aprenden y creen Su Palabra. Por ejemplo, cuando leemos el Libro de Hechos, el cual muestra a los creyentes de la Iglesia del primer siglo en acción, vemos que fue la gran confianza en Dios lo que hizo que multitud de discípulos experimentaran liberación y abundancia en sus vidas. ¿Qué fue lo que causó que estos creyentes del primer siglo tuvieran tal confianza? Hechos 2:41 nos dice que los creyentes recibieron la Palabra de Dios. Ellos conocieron y creyeron la Palabra de Dios. En las Escrituras, Dios nos revela el doble propósito de Su voluntad para con toda la humanidad.
1 Timoteo 2:3 y 4:
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
La salvación, que es el resultado de creer en Jesucristo, nos provee la vida eterna y nos hace espiritualmente completos. ¡Esa es la primera parte de la voluntad de Dios según el versículo 4! ¿Y qué dice la segunda parte? El espíritu de Dios que recibimos con el nuevo nacimiento nos permite comprender las verdades espirituales y cumplir la segunda parte, que es venir al conocimiento de la verdad. Al fortalecer nuestro conocimiento de la Palabra de Dios, nosotros podemos aprender las verdades de la bondad de Dios para con nosotros, Sus hijos. Y a medida que esas verdades se van añadiendo en nuestro corazón, nuestra confianza en Dios y nuestra calidad de vida florecen.
Las Escrituras muestran claramente que Dios quiere que nos fortalezcamos en el conocimiento de Su Palabra.
Colosenses 1:9:
Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.
Este es el corazón de Dios para cada creyente renacido: que seamos llenos del conocimiento de Su voluntad.
La palabra «conocimiento» en el versículo 9, es la palabra griega epígnosis, que significa: el conocimiento que se logra a través del esfuerzo o del empeño. Es un conocimiento por experiencia que E.W. Bullinger describe en su léxico y concordancia como «una participación más completa de aquel que conoce». Nosotros conocemos a Dios al buscar y aprender activamente la Palabra de Dios y al ponerla en práctica. Veamos cuál es el propósito de hacer esto, según se declara en el versículo 10, de Colosenses 1:
Colosenses 1:10:
para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.
Aprendemos la Palabra de Dios para poder andar como es digno de Él, agradándole en todo y llevando fruto en toda buena obra. Nuestra confianza en Dios y en Su Palabra produce una vida sorprendente y gratificante. Podemos confiar en la Palabra de Dios porque sabemos que funciona y que produce resultados. Dios nos promete que ¡llevaremos fruto en toda buena obra!
Como se expresó anteriormente, a medida que los creyentes del primer siglo fueron confiando en Dios, ellos experimentaron grandiosas liberaciones y bendiciones en su tiempo y época. ¿Qué podemos hacer específicamente para fortalecer nuestro conocimiento de la Palabra de Dios y aumentar nuestra confianza en Él? Podemos leer y estudiar la Palabra de Dios. Hacer esto nos ayuda a mantenernos espiritualmente fuertes en nuestra confianza en Dios y Su Palabra.
La lectura y el estudio de las Escrituras son vitales para nuestro crecimiento espiritual y nuestra confianza en Él. En Efesios 3:4, el apóstol Pablo declaró: «leyendo lo cual podéis entender…». Y también la Palabra nos exhorta a hacerlo en 2 Timoteo 2:15: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad». Los discípulos en el Libro de Hechos creyeron y practicaron la Palabra de Dios. A medida que estudiamos la Palabra de Dios, vamos llenando nuestras mentes con los positivos de la Palabra, lo que a su vez producirá resultados positivos y fortalecerá nuestra confianza en Dios.
En el libro Poder para la vida abundante, Victor Paul Wierwille extiende un desafío al lector con la siguiente declaración: «Si, por los próximos tres meses, usted dedica su vida principalmente a leer y estudiar las Epístolas que son escritas directamente a usted y entonces aplica esos principios, renovando su mente, dentro de tres meses usted no se reconocerá». Yo aprendí esto cuando tomé mi primera Clase fundamental mientras asistía a la universidad. En aquel entonces yo buscaba la verdad sin poderla encontrar. Yo deseaba cambiar la condición de deterioro que llevaba mi vida. Tenía un profundo deseo de conocer a Dios, de saber cuál era Su voluntad para mi vida, y de aumentar mi confianza hacia Él, así que ¡yo acepté el desafío! A partir de la transformación que tuve en esos tres meses, he continuado creciendo en mi conocimiento de la Palabra de Dios. Y a lo largo de los años, he gozado de innumerables triunfos y bendiciones al ponerle a Él primero. A medida que continúo tomando las clases del Ministerio de El Camino, escuchando fielmente los Servicios de enseñanza del domingo, leyendo la revista en inglés The Way Magazine, y leyendo artículos en el sitio web y otras publicaciones, «apropiándome de ellas» en mi estudio personal, voy apreciando más esta aventura de aprender y de aumentar mi confianza en Dios.
Dios quiere que todos los hombres sean salvos. Y eso fue lo que Dios logró por medio de Su Hijo Jesucristo. De tal manera amó Dios, que Él nos dio lo mejor a nosotros. Y también la voluntad de Dios es que vengamos al conocimiento de la verdad por experiencia. ¡Continuemos creciendo en nuestro conocimiento de la Palabra de Dios, de manera que nuestra confianza abunde y que nuestra calidad de vida florezca!