Encuentro que las actividades, proyectos y los eventos son más divertidos cuando puedo hacerlos con otros en vez de hacerlos solo. Cuando alcanzamos a otros con la Palabra y el amor de Dios, ¡nunca estamos solos, porque somos colaboradores con Dios en la difusión!
I Corintios 3:9:
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
La Palabra declara que somos colaboradores, trabajadores junto con Dios. A medida que nos ocupamos en operar nuestro ministerio de reconciliación, podemos ser consolados y energizados al saber que no estamos haciendo esto solos. Ser exitosos en la difusión no depende solo de nosotros. Nuestro éxito está directamente relacionado con nuestra confianza en Dios y nuestro trabajo con Él.
II Corintios 6:1:
Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos [con Dios], os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
Somos colaboradores con Dios. La palabra griega traducida como «colaboradores suyos» en II Corintios 6:1 puede ser entendida como «compañeros de trabajo». Somos compañeros de trabajo en la labor que llevamos a cabo con Él y para Él. A medida que alcanzamos a otros con la Palabra y el amor de Dios, somos compañeros de Dios en la difusión.
Lucas 10:2:
Y les [Jesucristo] decía [a los setenta]: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
Como trabajadores en la cosecha de Dios, podemos estar confiados que, a medida que trabajamos, plantamos y regamos, Dios DARÁ el crecimiento. Un ejemplo que me viene a la mente es el de un huerto. Durante mi tiempo de residencia en The Way Corps, el programa de entrenamiento para liderazgo de nuestro ministerio, tuve la oportunidad de trabajar en el mantenimiento de un huerto junto con otros que se estaban entrenando. Tuvimos que trabajar juntos para planificar, plantar, regar, mantener y cosechar. Nunca tuvimos que obligar a una planta o forzar a un vegetal para que creciera en el terreno. Nosotros hicimos nuestra parte y Dios dio el crecimiento. Por medio del diseño y la bondad de Dios, la cosecha estuvo lista a su tiempo.
Es similar cuando somos colaboradores con nuestro Padre celestial en la difusión. Trabajamos con Dios a medida que planificamos actividades de difusión en nuestras vidas. No necesitamos obligar a nadie a crecer o tratar de forzar el aumento del número de personas que son ganadas a la Palabra. A medida que fielmente «plantamos» y «regamos» con la Palabra y el amor de Dios, Dios da el crecimiento.
I Corintios 3:6:
Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
Podemos «plantar» y «regar» por medio de hablar, predicar y enseñar la Palabra de Dios a otros. Podemos invitarlos a participar en una comunión del ministerio de El Camino, la cual provee una oportunidad para crecimiento y nutrimento espiritual. Podemos hacer seguimiento y pasar tiempo con aquellos que hemos alcanzado con la Palabra. Y Dios da el crecimiento.
A medida que las personas creen y se hacen fieles a la Palabra, crecerán y madurarán en su andar con Cristo. Este es nuestro “cheque” de pago espiritual por nuestra labor con Dios: personas siendo liberadas de las tinieblas de este mundo, teniendo un propósito para su vida de acuerdo con Dios y siendo equipadas con los recursos de Dios para reclamar la vida sobreabundante que Jesucristo vino a hacer disponible. ¡Dios no olvidará nuestro trabajo de amor en la difusión (Hebreos 6:10)! Podemos dar de la abundancia de la verdad que tenemos, sabiendo que Dios da el crecimiento en aquellos ganados a la Palabra.
I Corintios 3:9:
Porque nosostros somos colaboradores de Dios….
Somos compañeros de Dios en la difusión a medida que compartimos la Palabra de Verdad, hablando y enseñando la Palabra fielmente a aquellos que quieren conocer más; y Dios siempre estará allí para dar el crecimiento. Cuando plantamos semillas de vegetales en la tierra y cuidamos su crecimiento hasta el tiempo de la cosecha, vemos el crecimiento que Dios diseñó en las plantas. De igual manera, a medida que plantamos la Palabra de Vida en otros y los cuidamos en su andar espiritual, veremos a ellos crecer y veremos crecer al Cuerpo de Cristo (Efesios 4:15,16).
La mies es mucha, pero los obreros pocos (Mateo 9:37). Podemos ser los trabajadores que son colaboradores con Dios en la difusión. ¡Qué vida tan maravillosa la que tenemos para vivir! Cuando alcanzamos a otros con la Palabra y el amor de Dios, nunca estamos solos: ¡somos los colaboradores con Dios en la difusión!