Es la absoluta voluntad de Dios que seamos libres de toda prisión o cadena que nos encierra y ata. Las prisiones no solo están hechas de barras de acero. Muchas veces, tenemos prisiones mentales de las que necesitamos ser liberados. ¿Cómo podemos ser libres y volver una realidad la voluntad de Dios para nuestras vidas? La Palabra de Dios nos da la clave para ser libres. Dios quiere que tengamos una liberación total de todos los negativos en nuestra mente. Para recibir esta liberación en nuestras vidas, tenemos que creer la Palabra de Dios y permanecer en ella. Jesucristo dijo estas palabras a los judaítas que habían creído en él en su tiempo y época.
Juan 8:31 y 32,36:
Dijo entonces Jesús a los judíos [judaítas] que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Jesús les dijo que mientras permanecieran en su palabra, serían verdaderamente sus discípulos. Un discípulo es aquel que sigue al maestro y su enseñanza. En nuestro tiempo y época, cuando Jesucristo ya no está en la tierra, un discípulo del Señor Jesucristo es alguien que se disciplina a la Palabra que está dirigida a él.
A medida que nosotros los creyentes renacidos permanezcamos en la Palabra, nosotros también podremos reclamar los beneficios del versículo 32. Conoceremos absolutamente la verdad y ella nos hará absolutamente libres, lo cual incluye liberarnos de cualquier prisión mental o pensamientos negativos.
Nuestro adversario, el Diablo, tratará de apartarnos de la libertad que Dios desea para nosotros al lograr que nos mantengamos enfocados en los aspectos negativos de nuestras vidas. Pero la Palabra de Dios nos enseña que Dios tiene la capacidad para ayudarnos a vencer al adversario por medio de lo que Jesucristo logró por nosotros.
Romanos 8:33-35,37:
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
A medida que permanezcamos en la Palabra de Dios, conoceremos la verdad de cómo Su Hijo Jesucristo nos hizo libres espiritualmente. Y podremos manifestar esta libertad en nuestras vidas. ¡Esa es una poderosa verdad! Para liberarnos de nuestras prisiones mentales y vivir en esa libertad que Dios ha hecho disponible, tenemos que creer que Dios quiere esto para nosotros. Creer la Palabra de Dios y las verdades acerca de Su Hijo nos permite ser libres de todo lo que pueda ser un obstáculo en la vida.
Dios quiere que seamos verdaderamente libres, no libres a medias, sino personas completamente libres. Él ha provisto amorosamente una manera por la cual aquellos que crean en Su Palabra puedan ser liberados de toda prisión mental y de todo pensamiento negativo que les impide disfrutar de esa libertad. Al estar convencidos de esto, podemos creer positivamente en la vida, sabiendo que nuestra liberación absolutamente vendrá.
Dios quiere que seamos libres. Si creemos y permanecemos en la Palabra de Dios, que es la verdad, y llegamos a conocer al Hijo de Dios, seremos verdaderamente libres. Al aprender y conocer que tenemos la libertad disponible de parte de nuestro Padre celestial por medio de Jesucristo, podemos reclamar esa libertad diariamente y vencer al adversario.