Hace unos años, tuve la oportunidad de participar en uno de los programas de difusión de nuestro ministerio. Este programa me brindó grandes oportunidades para llegar a un amplio grupo de personas que andaban buscando las verdades de la Palabra de Dios. Realmente me llegó al corazón, ver el impacto que la testificación y el pastoreo habían tenido en mí, a medida que crecía en la Palabra. Me fue por gozo y por alegría de mi corazón ayudarle a alguien a crecer en la Palabra tanto por medio de la testificación como por el pastoreo.
A medida que crecía en la Palabra, llegó a ser evidente para mí que para que la Palabra de Dios se mueva alrededor del mundo hoy día, debemos ser nosotros quienes la movamos, siendo las manos y los pies de Dios. Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4). Para que la voluntad de Dios se lleve a cabo hoy en día, Él necesita que seamos discípulos y sigamos el ejemplo de Jesucristo por medio de ser fieles en la testificación y el pastoreando. Al considerar ambos aspectos de la difusión, queremos ver por qué son importantes y cómo podemos edificar la fidelidad en nuestras vidas por medio de ponerlos en práctica. Testificar y pastorear son dos elementos básicos de ser un discípulo.
En primer lugar, veamos por qué son importantes ambos: testificar y pastorear. Como creyentes renacidos, no sólo hemos recibido el ministerio de la reconciliación, sino que también somos embajadores en nombre de Cristo (2 Corintios 5:18-20). Cuando renacimos del espíritu de Dios, llegamos a ser representantes de Cristo. Puesto que tenemos esta representación, procuramos hacer lo que Cristo hizo y salimos a reconciliar a otros de nuevo con Dios con la Palabra en nuestros corazones.
Una vez que usted haya testificado y hallado a alguien que está interesado en la Palabra que le compartió, puede ser que se encuentre en una excelente posición para pastorear. El pastoreo se puede comparar con la forma como un pastor cuida de las ovejas de su rebaño. Podemos seguir el ejemplo de Jesús, como el buen pastor, que le enseñó la Palabra de Dios a la gente (Juan 10:11). Cuando pastoreamos extendemos el amor de Dios y cuidamos a otros. Queremos asegurarnos de hacer el seguimiento en amor de aquellos a quienes les testificamos para ayudar a edificarlos en la Palabra, de modo que la puedan creer aún más y que lleguen a estar firmes en ella.
Consideremos algunas claves que podemos poner en práctica para edificar nuestra fidelidad en testificar. Una vez más, nos fijamos en el ejemplo de Jesucristo en el que vemos que él estaba siempre listo y dispuesto a extenderse a otros con una palabra dicha como conviene (Juan 4:5-42). Aun cuando estaba cansado y sediento, se propuso extenderse a otros y hablarles la Palabra. Nosotros podemos imitar esta acción en nuestras propias vidas a medida que procuramos hablar la Palabra. Podemos tomar la decisión de permanecer fieles, aunque a veces pudiera ser fácil disuadirnos a nosotros mismos para no testificar.
He aquí otra clave que podemos aplicar: salir a testificar con un compañero. En el Libro de Hechos, vemos muchos ejemplos del impacto que se puede tener yendo de dos-en-dos. En el capítulo 3 del Libro de Hechos, podemos ver un gran relato de dos creyentes extendiéndose a alguien más con la Palabra de Dios, donde leemos que Pedro y Juan se detuvieron para ayudar a un hombre cojo en la puerta del templo llamada la Hermosa.
Hechos 3:6-8:
Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;
y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
Podemos ver que se produjo un gran impacto cuando estos dos apóstoles salieron a testificar, estando de un mismo sentir. Cuando salimos de dos-en-dos, podemos ver a Dios produciendo grandes cosas. Podemos orar con un compañero creyente, para fijar metas, programar y organizar los detalles acerca de dónde queremos ir. Podemos anticipar que Dios obrará a medida que nos abre puertas para ministrar a cualquier necesidad que podamos encontrar.
También hay claves que podemos practicar para crecer en nuestra fidelidad en el pastoreo. Las pequeñas y sencillas acciones que tomemos tales como una llamada telefónica o ir a tomar un café con quienes han mostrado tener interés por Dios y Su Palabra nos pueden ayudar a establecer buenos hábitos para pastorear. Lo que sea que decidamos hacer, podemos hacerlo teniendo grandes expectativas creyendo para declarar la Palabra que suplirá las necesidades de otros.
A medida que decidimos en nuestro corazón salir a testificar y pastorear, podemos anticipar que Dios hará grandes cosas. Dios nos ha dado el privilegio de ser embajadores, así que podemos salir a testificar y pastorear con confianza, como algo que podemos hacer no sólo con autoridad, sino con gran éxito también. Podemos buscar puertas abiertas para ministrar a la necesidad, y podemos ayudar a aquellos con los que nos encontramos a crecer en creer la Palabra. Continuemos edificando estos hábitos de testificación y pastoreo de modo que podamos tener un impacto según Dios en nuestras comunidades, como ¡embajadores del Señor Jesucristo!