Después de ejercer mi profesión del arte escénico, sabía que no realizaría plenamente el deseo de mi corazón sino hasta que lograra confiar en Dios con todo mi ser. Quería marcar una diferencia, y después de tomar la Clase fundamental del Ministerio de El Camino, me di cuenta que servirle a Dios sería la manera cómo lo lograría.
Salmos 37:3-7 es una sección de las Escrituras que promete éxito y me inspiró a escoger servir a Dios. Parece obvio ahora, pero escoger eso y cambiar la dirección de mi vida no fue fácil. Había sido entrenada desde temprana edad a disciplinar mi vida como una bailarina y más tarde en el teatro. Estaba decidida en perseguir esto.
Salmos 37:3 declara: «Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad». Confié en Dios para tomar la decisión correcta y me puse a trabajar.
Salmos 37:4:
Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Servir a Dios junto con mi esposo como coordinador de una comunión hogareña, luego servir en el programa de difusión de nuestro ministerio, y finalmente servir como un ministro de The Way Corps me llevó al punto de que pude disfrutar haciendo lo que amo. ¡Poner a Dios primero me abrió puertas para vivir el sueño de mi vida! Una de las muchas maneras como Dios suplió mi necesidad y me concedió las peticiones de mi corazón fue poder utilizar mi entrenamiento profesional mientras servía en la Central de The Way International. Dios es el escudriñador de corazones.
Salmos 37:5-7:
Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.
Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía.
Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.
A medida que sigo confiando en Dios y en la integridad de Su Palabra, abundo en paz y confianza. Dios continúa supliendo mi necesidad en cuerpo, alma y espíritu. Hoy día estoy agradecida y bendecida de poder seguir sirviendo en el ministerio junto con mi esposo. Me emociona poder trabajar en mi campo profesional, enseñando ballet a niños y adultos en una academia reconocida de mi ciudad y enseñando baile de salón a estudiantes en el sistema escolar local.
Servir a Dios me ha ayudado a ver y entender lo que realmente significa tener una vida sobreabundante. Confiar en Dios, deleitarme en Sus caminos y comprometerme a hacer las obras de Jesucristo me colocan en una posición de marcar una diferencia.